Las películas nos permiten introducirnos en otras mentes, no sólo en el sentido de identificarnos con los personajes, aunque sea una parte importante de la cuestión, sino ver el mundo como lo ve otra persona. F.Truffaut dijo que para un director era una visión sugerente sentarse en las primeras filas de un cine y contemplar las caras del público, a la luz de la pantalla. Si la película es mínimamente buena, esas caras lo reflejan en su expresión: durante un breve espacio de tiempo, el espectador está en otra parte, fuera de lugar,implicado en otras vidas que no son la suya. De todas las artes, el cine es la que produce más empatía.
Aunque para qué engañarnos, la mayoría compramos las entradas y esperamos diversión a cambio, y normalmente la recibimos, pero poca cosa más. Especialmente cuando el cine mundial está dominado por el marketing de Hollywood y el mercado cinematográfico está controlado por su maquinaria, las películas se dirigen a un público poco exigente.
Sin embargo, cuando un director conecta con tu imaginación estás obligado a buscar otros trabajos suyos. Los directores son como amigos. Buñuel está encantado por la desvergüenza de la naturaleza humana. Scorsese se siente culpable por el catolicismo. Kurosawa ensalza a los individuos en un país que recela de ellos. Wilder está atónito por las cosas que puede llegar a hacer la gente para ser feliz. Hitchcock crea imágenes que tienen la categoría de sueños de culpabilidad. Tarde o temprano, todos los cinéfilos llegan a Ozu y comprenden que las películas no tratan sólo de emociones, sino de cómo llegamos a ellas.
Roger Ebert
28.10.07
Aunque para qué engañarnos, la mayoría compramos las entradas y esperamos diversión a cambio, y normalmente la recibimos, pero poca cosa más. Especialmente cuando el cine mundial está dominado por el marketing de Hollywood y el mercado cinematográfico está controlado por su maquinaria, las películas se dirigen a un público poco exigente.
Sin embargo, cuando un director conecta con tu imaginación estás obligado a buscar otros trabajos suyos. Los directores son como amigos. Buñuel está encantado por la desvergüenza de la naturaleza humana. Scorsese se siente culpable por el catolicismo. Kurosawa ensalza a los individuos en un país que recela de ellos. Wilder está atónito por las cosas que puede llegar a hacer la gente para ser feliz. Hitchcock crea imágenes que tienen la categoría de sueños de culpabilidad. Tarde o temprano, todos los cinéfilos llegan a Ozu y comprenden que las películas no tratan sólo de emociones, sino de cómo llegamos a ellas.
Roger Ebert
28.10.07
2 comments:
".... se dirigen a un público poco exigente"... precisamente ayer estuve viendo Cecil B. Demente de John Waters y da una visión bastante divertida del asunto.
Pues... creo que no la he visto :(. El otro día manteníamos una conversación sobre este tema en mi trabajo, la tónica general era que la mayoría acudía al cine para desconectar y pasar el rato, a ver, por poner un ejemplo películas tipo American Pie, particularmente yo no voy al cine con ese fin, para eso prefiero esperar y verla en casa un domingo por la tarde si la ponen en la tele y no tengo nada mejor que hacer, y ¡ojo! según el día soy capaz de ver cualquier cosa, pero no en el cine.
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